Cuando pienso en el tango, la primera figura que me viene a la cabeza es "el compadrito", "malevo", ese personaje mitad héroe mitad malandra, respetado por todos, pero mas que respetado ...temido. Parado en alguna esquina obscura, la mirada oculta por el fuyi, el saco cruzado, y los zapatos con tacos; recostado contra la pared... y jugando al yo-yó. Porque despues de todo por mas malevo que sea no deja de ser un hombre... y quien alguna vez no se tento de jugar con un yo-yó...?
Estos son algunos de mis juguetes automatas, los que girando la manivela y con un poco de fantasía cobraran vida en nuestras manos

viernes, 9 de abril de 2010

Viejo ciego

Con un lazarillo llegás por las noches
trayendo las quejas del viejo violín,
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
al ir destrenzando tu eterna canción,
ponés en las almas
recuerdos añejos
y un poco de pena mezclás al alcohol.
El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos
tendrá crespones de humo la luz del callejón,
y habrá en los naipes sucios un sello misterioso
y habrá en las almas simples un poco de emoción.
El día en que no se oiga la voz de tu instrumento
cuando dejés los huesos debajo de un portal
los bardos jubilados, sin falso sentimiento
con una "canzonetta" te harán el funeral.
Parecés un verso
del loco Carriego
parecés el alma
del mismo violín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
tan llena de pena, tan lleno de esplín.
Cuando oigo tus notas
me invade el recuerdo
de aquella muchacha
de tiempos atrás.
A ver, viejo ciego,
tocá un tango lerdo
muy lerdo y muy triste
que quiero llorar.


Homero Manzi


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